2.- ¿Funcionan las medicinas alternativas?

Una de las principales razones para el importante auge en Occidente de estas medicinas es, aparentemente, el descontento con la medicina socializada convencional que se ha masificado y tecnificado, mientras que despierta cada vez más recelos por sus errores y limitaciones.

No quiero pecar de soberbia diciendo que la medicina científica es la única que obtiene resultados satisfactorios. La humanidad ha sobrevivido cinco millones años sin la existencia de ninguna de las artes medicinales conocidas actualmente. Pero sí diré que es la que obtiene mayores y mejores resultados de todos los métodos curativos conocidos en la actualidad, gracias a los avances en los conocimientos de anatomía, química farmacológica, cirugía y la aplicación de las nuevas tecnologías al tratamiento y diagnóstico en la medicina (scanner, TAC, resonancia magnética, láser, ecografías,...)

No obstante, las medicinas alternativas tienen sus seguidores, y cabe plantearse que no se pueden equivocar tantos y que algo de “verdad” debe existir en estos métodos. Si la gente acude a la consulta de cualquier curandero en lugar de ir a la del médico de cabecera, es debido a que parece que funcionan, veamos las razones:


Muchas enfermedades se curan solas.

Los sistemas de defensa de los organismos pluricelulares han hecho que durante miles de años la supervivencia ha ganado la guerra a las enfermedades. Los animales tenemos en nuestro código genético las claves de nuestro sistema de autocuración y autoregeneración predeterminado, y es suficiente para combatir la mayoría de las enfermedades conocidas actualmente.

Esto es algo que conviene considerarlo siempre, y la medicina científica lo sabe bien, hay muchas enfermedades que se curan solas: un resfriado, una gripe, un herpes zoster, una varicela, unas diarreas, una faringitis vírica, un dolor muscular,... tienen un periodo determinado de acción y terminarán pasando hagamos lo que hagamos.

El efecto placebo.

Placebo viene del latín Placere, agradar o dar gusto. Dice el Diccionario de la Real Academia Española: "Substancia que careciendo por si misma de acción terapéutica produce algún efecto curativo en el enfermo si éste lo recibe convencido de que esa substancia posee realmente tal acción." Como resalta el diccionario para que se produzca el efecto placebo debe existir convencimiento de la bondad del producto por parte del enfermo. Ha sido el mejor aliado de todas las medicinas, y durante muchos años estuvo dando la lata a la investigación médica. Se dieron por válidos algunos tratamientos por desconocimiento de este efecto.

En el verano de 1994, el tejano Sylvester Colligan, de 76 años y veterano de la Segunda Guerra Mundial, fue sometido a una operación imaginaria de artritis en su rodilla derecha. La causa de esta intervención era averiguar si el simple hecho de que confiara en el tratamiento quirúrgico podría aliviar los síntomas de su dolencia.

El cirujano Bruce Moseley, del Veteran Affairs Medical Center de Houston, sólo le practicó una incisión en la rodilla y volvió a suturarla. Seis meses más tarde, Colligan seguía sin dolores y era capaz de realizar esfuerzos como cortar el césped. Ahora él sabe que su operación fue de mentira, pero no ha afectado a su estado.

Esta asombrosa mejoría se debe -según los expertos- al poder de la mente sobre la materia, al denominado efecto placebo. Todos poseemos, en diversos grados, este potencial. Es como si dijésemos que nuestra mente es una farmacia en potencia.

Los trabajos de Beecher y muchos otros análisis realizados en los últimos cincuenta años han permitido entender mejor el mecanismo por el cual un placebo (una simple píldora azucarada, por ejemplo) puede funcionar como una medicina.

Hoy en día, la medicina científica – llamada despectivamente oficial, alopática, tradicional u otro nombre que la deje en mal lugar - al realizar sus estudios suele utilizar grupos de control para evitar concluir falsos resultados como consecuencia de dicho efecto.

En opinión de la Cátedra de Medicina Familiar del Hospital Italiano de Buenos Aires, la historia del tratamiento médico es la historia del efecto placebo. Así en China, el emperador Huang Ti menciona casi 2000 drogas y 16.000 prescripciones que se utilizaron durante 2.500 años. Sumerios, Asirios y Babilónicos registran 265 remedios. En la India antigua se usaron casi 600 drogas. El Corpus Hipocrático (entre el 500 y 25 a.C.) menciona 400 drogas. Y la farmacopea de Galeno, vigente durante 1.500 años hasta la llegada de la medicina científica, totalizó 820 remedios placebo.


Las etapas de las enfermedades crónicas.

Uno de los campos de mayor éxito de las medicinas alternativas es el referente a las enfermedades crónicas. Las enfermedades crónicas se caracterizan por su evolución lenta, de varios años, pero su característica más importante es que el organismo, a diferencia de lo que pasa con muchas enfermedades agudas, no puede curarse solo, y la mayoría de las veces no tiene tratamiento, solo paliativos para sobrellevarla.

Enfermedades como la artritis, diabetes, esclerosis múltiple, cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, reuma, hernia de hiato, enfermedad de Parkinson, psoriasis, asma, epilepsia,... además están caracterizadas por evolucionar por etapas, existiendo periodos en los que sus efectos se hacen más intensos y otros en los que desaparecen o se atenúan.

Los pacientes que sufren estas enfermedades reprochan a la medicina científica que no haya remedios definitivos contra ellas, y son una buena cantera para la utilización de las medicinas alternativas.

Estas personas, acuden a chamanes y curanderos cuando atraviesan sus fases agudas, por lo que si mantienen cualquier tratamiento durante un periodo de tiempo suficiente la enfermedad pasará a fase silenciosa, y atribuirán su “curación” a cualquier hierba con nombre en latín que haya tomado.

Carisma, esnobismo y dotes de convicción.

La confianza en el médico tiene efecto placebo. A veces, la simple presencia del médico tranquiliza al enfermo y ayuda a superar la enfermedad. La falta de atención personalizada de la sanidad pública es un problema que está aún por resolver, a pesar de que está muy valorada por enfermos y médicos.

Si la persona que atiende a otras utilizando las medicinas alternativas cuenta con carisma personal y posee dotes de persuasión y convicción puede obtener resultados ocasionados por el efecto placebo, pero nunca debido a las hierbas o brebajes que recomiende.

Otro elemento que contribuye a la parafernalia de las medicinas alternativas es el ambiente donde se desarrollan las consultas. Las personas proclives a este tipo de curanderismo suele desconfiar de la ortodoxia de una consulta médica: médico con bata blanca, armario de medicinas, instrumental médico, maquinaria para pruebas de diagnósticos, etc. y suelen atraerles lo exótico de lugares lejanos, así podrán encontrar a su curandero como una persona jovial, ecologista, natural, simple pero con palabras raras,... y en un entorno adornado con tapices y motivos chinos, esculturas de madera africanas, música ambiental de relajación y otras simplezas al uso.

Tratamientos médicos disfrazados de tratamientos naturales.

Esta práctica es el colmo de la cara dura pero ... ¡funciona!. Es habitual en estos métodos que si usted acude con un problema renal leve, como son los cálculos renales, le recomienden tomar dos o tres litros de unas infusiones de unas rarísimas y costosas hierbas muy lejanas (chinas, mayas, zulúes, según el día). Lógicamente el efecto positivo lo realizará el agua que va a ingerir, que por otro lado, ya se lo había recomendado el nefrólogo y con agua del grifo.

Uso complementario de la medicina alternativa.

En enfermedades graves y de complicada curación, nuestro curandero se apresurará a decir que su “medicina” es en realidad una medicina complementaria, y que con nuestro tratamiento el tratamiento del médico va a funcionar mucho mejor. Posteriormente, cuando el tratamiento científico acabe funcionando nos dirán que con sus recomendaciones su recuperación ha sido más rápida (más costosa diría yo).


Vergüenza de los pacientes.

Es muy habitual escuchar en tertulias de café el canto glorioso de las virtudes de tal método o tal técnica alternativa. Esto suelen decirlo muchos pacientes aunque no noten ninguna mejoría. Muchas veces se comenta por esnobismo o presunción de modernidad.

Lo que en realidad suele ocurrir es que cuando comprenda con el tiempo que ha sido objeto de un timo, su vergüenza y su vanidad impedirán que vaya por las tertulias reconociendo que fue engañado como si de un ignorante se tratara.

Diagnostico erróneos de los médicos.

Sin duda existen innumerables casos de errores médicos, y algunos se hacen muy conocidos por su reflejo en los medios de comunicación. Estos casos de errores o negligencia médica suelen tener rápida difusión y sirven de argumento para justificar la bondad del método alternativo.

Existencia de hipocondríacos.

Son víctimas bastante fáciles para estos nuevos curanderos que hablan, escuchan y le explican su enfermedad como si de una película de indios se tratara.

Algunos de estos curanderos, en un derroche de cara dura le explicarán que todo lo que sabe de medicina es falso y que la única verdad es la existencia del Ying, el Yang, el frío, el calor y cualquier otra chorrada.

Son un negocio fácil, ya que acostumbran a acudir frecuentemente a su consulta para aclarar aquello del Ying y del Yang.



Creo que estas son, entre otras muchas, causas por las que funcionan tan bien las medicinas alternativas en todo el mundo. Creo que el problema es bastante serio. Y no lo sería tanto si esta moda no estuviera apoyada desde algunos colegios de médicos, partidos políticos, y sobre todo la industria farmacéutica especializada, que ha visto en los nuevos brebajes un filón de oro, ya que fabrican, la mayoría de las veces productos inocuos, y lo venden fuera del control de los Estados a precios libres.

Dentro de toda esta amalgama de nuevas tendencias médicas y curanderas me voy a centrar más detenidamente en el caso de la homeopatía que, quizás es la medicina alternativa de mayor proliferación en los últimos tiempos y que está dando salida a muchos médicos sin trabajo con apenas dos cursillos de terminología específica y unas clases de latín.

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