5.-c) Ley de la Individualización

A través de esta ley los homeópatas hacen suyo el viejo aforismo de la medicina conocido de ‘no hay enfermedades sino enfermos’. De esta forma, la homeopatía mantiene que todo estudio y todo remedio homeopático deben confeccionarse exclusivamente para cada paciente, y no tienen sentido los remedios generales. Esta ley es la que con más frecuencia es transgredida por los propios homeópatas que recetan de forma indiscriminada medicamentos preparados en grandes centros farmacéuticos ignorando la sintomatología y características de los enfermos.

Desde la perspectiva homeopática, la etiología de las enfermedades carece de importancia. De nada sirve conocer las causas de un mal pues el origen de la enfermedad reside en un desequilibrio de la energía vital del enfermo, y la curación debe obtenerse restableciendo ese equilibrio. Según Hahnemann, “no hay necesidad de atascarse en argumentos metafísicos o escolásticos acerca de la insondable causa primera de la enfermedad, ese caballo de batalla del racionalista”.

Así, dos enfermos con idénticos síntomas deben ser tratados de la misma manera, aunque las causas de sus enfermedades sean distintas.

Más aún, para Hahnemann no existe causa de la enfermedad, y si existe es esencialmente incognoscible. Sus propias palabras constituyen un rechazo de la ciencia como forma de conocimiento, fenómeno éste muy frecuente en toda una serie de doctrinas y disciplinas actuales que se ubican a sí mismas “en las fronteras de la ciencia”.

En un estudio publicado en la revista Therapie en 1995 queda claramente evidenciado el laberinto terapéutico que supone la homeopatía. Se realizó una encuesta por correo a 257 médicos homeópatas. Se les presentaron diez casos reales de niños aquejados de infecciones respiratorias recurrentes y otros dos casos simulados de la misma dolencia, y se les pidió opinión acerca del tratamiento homeopático que aplicarían en cada caso. Respondieron solo 48 médicos (20%), pero entre todos sugirieron ¡476 drogas diferentes y 509 tratamientos distintos!. Teóricamente, para cada paciente hay que descubrir el único remedio que lo cura; si un homeópata no da con ese remedio, no podrá curar al sujeto. Esta experiencia demuestra que la probabilidad de dar con esa supuesta panacea es remotísima

Justificación histórica de la homeopatía.

La homeopatía nace a finales del siglo XVIII, en una época en la que la Medicina no era considerada como ciencia. En medio de esta medicina propia del siglo XVIII, la homeopatía fue muy bien acogida, y se generó una vasta literatura sobre la misma. Esta buena acogida por parte de los enfermos se explica en parte porque los remedios homeopáticos eran infinitamente menos agresivos que los utilizados por los médicos de la época y suponían un alivio en los tratamientos. En aquellos años eran muy utilizados métodos como las sangrías, tratamientos con sanguijuelas o terribles dietas debilitantes.

Cuando los avances médicos permitieron el desarrollo de técnicas curativas menos agresivas que las enfermedades, este nihilismo médico dejó de tener sentido, y la homeopatía comenzó a declinar. En el siglo XX la homeopatía fue lentamente olvidada, hasta su relativamente reciente resurrección, por causas racionalmente incomprensibles.

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