5.- Hahnemann


Samuel Christian Friedrich Hahnemann (1755-1843) nació en Meissen (Alemania) y estudió en Leipzig, Viena y Erlagen, graduándose en 1779. Desengañado con la medicina de su época que no pudo hacer nada por salvar la vida a dos de sus hijos, abandonó el ejercicio de la medicina clínica, dedicándose a la traducción de obras médicas y lingüísticas.

Las primeras ideas sobre la homeopatía le surgen cuando en 1790, traduce del inglés al alemán un libro del médico escocés William Cullen, “Materia Clínica”, en la que se describen los efectos de la corteza peruana (quina) en la curación de fiebres intermitentes.

Nota: La quina fue descubierta en Colombia y traída a Europa en 1772 por el científico español José Celestino Mutis (1732-1808). La quina es una planta de cierta toxicidad que detiene el crecimiento de protozoos en la circulación sanguínea y tiene efectos antipiréticos. La quina también es conocida como “Corteza del Perú”, “Árbol de las calenturas” o “China Chinae”, y durante muchos años fue utilizado contra la malaria o fiebre intermitente.

En 1820, el químico francés Joseph Pelleterier aisló el alcaloide activo de la quina y lo llamó “quinina”.


Hahnemann, no satisfecho con las conclusiones de Cullen, comenzó a investigar el fenómeno descrito, auto-administrándose dosis masivas de Quina, experimentando su reacción, y describiendo el resultado de la siguiente manera:

"...tomé‚ dos veces al día, de forma experimental 4 dracmas de corteza peruana (un dracma es equivalente a 3 gramos y 24 centigramos). Primero se me empezaron a enfriar los pies, las puntas de los dedos, me entró languidez y somnolencia, el corazón me empezó a palpitar y el pulso se hizo lento y dificultoso; sentí una ansiedad insoportable, temblores, debilidad en brazos y piernas; luego latidos en la cabeza, enrojecimiento de mejillas, sed y en resumen aparecieron todos los síntomas característicos de la fiebre intermitente, uno por uno, pero sin la sensación de intenso frío y tiritera. En pocas palabras, aparecieron incluso todos esos síntomas especialmente característicos que surgen normalmente, tales como, mente confusa, rigidez en los miembros y sobre todo la desagradable sensación de entumecimiento generalizado que al parecer se produce en el periostio a lo largo de todos los huesos del cuerpo. Este paroxismo duraba unas dos o tres horas y reaparecía cada vez que repetía la dosis, pero no en ningún otro momento. Dejé de tomarla y recuperé la salud."
Y concluye (?):

"La corteza peruana que normalmente se utiliza como remedio para la fiebre intermitente, actúa así porque tiene la capacidad de producir síntomas similares a los de la fiebre intermitente en personas sanas".
Los efectos observados en su propio organismo fueron precisamente los típicos de un estado febril, lo que llevó al médico alemán a asociar los síntomas producidos por la sustancia en un individuo sano, con sus efectos sobre un enfermo con idénticos síntomas. Así fue, como Hahnemann llegó a la llamada Ley de Similitud, que como puede apreciarse por cualquier persona con el más mínimo espíritu crítico, no deja de ser una mera teoría sin respaldo científico.

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